viernes, 13 de julio de 2007

Delmira Agustini




















Les dejo unos poemas de Delmira Agustini.





una chica realmente Hot.





La que más me gusta y con la que más me identifico.













Explosión
Si la vida es amor, bendita sea!
Quiero más vida para amar! Hoy siento
Que no valen mil años de la idea
Lo que un minuto azul de sentimiento.
Mi corazón moría triste y lento...
Hoy abre en luz como una flor febea;
¡La vida brota como un mar violento
Donde la mano del amor golpea!
Hoy partió hacia la noche, triste, fría,
rotas las alas mi melancolía;
Como una vieja mancha de dolor
En la sombra lejana se deslía...
Mi vida toda canta, besa, ríe!
Mi vida toda es una boca en flor!



De Cantos de la mañana

Lo inefable
Yo muero extrañamente...No me mata la Vida.
No me mata la Muerte, no me mata el Amor;
Muero de un pensamiento mudo como una herida...
¿No habéis sentido nunca el extraño dolor
De un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida,
Devorando alma y carne, y no alcanza a la flor?
¿Nunca llevasteis dentro una estrella dormida
Que os abrasaba enteros y no daba un fulgor?...
Cumbre de los Martirios!...Llevar eternamente,
Desgarradora y árida, la trágica simiente
Clavada en las entrañas como un ardiente feroz!...
Pero arrancarla un día en una flor que abriera
Milagrosa, inviolable!...Ah, más grande no fuera
Tener entre las manos la cabeza de Dios!



El vampiro
En el regazo de la tarde triste
Yo invoqué tu dolor...Sentirlo era
¡Sentirte el corazón!Palideciste
Hasta la voz, tus párpados de cera
Bajaron... y callaste...Pareciste
Oír pasar la Muerte...Yo que abriera
Tu herida mordí en ella -¿me sentiste?-
¡Como en el oro de un panal mordiera!

Y exprimí más, traidora, dulcemente
Tu corazón herido mortalmente,
Por la cruel daga y exquisita
De un mal sin nombre, ¡hasta sangrarlo en llanto!
Y las mil bocas de mi sed maldita
Tendí a esa fente abierta en tu quebranto.
............................................................................
¿Por qué fui tu vapiro de amargura?
¿Soy flor o estirpe de una especie oscura
Que come llagas y que bebe el llanto?


Las alas
............................................................................
Yo tenía...
dos alas!...
Dos alas,
Que del Azur vivían como dos siderales
Raíces!...
Dos alas,
Con todos los milagros de la vida,la Muerte
Y la ilusión. Dos alas.
Fulmíneas
Como el velamen de una estrella en fuga;
Dos alas.
Como dos firmamentos
Como tormentas, con clamas y con astros...
¿Te acuerdas de la gloria de mis alas?...
El áureo campaneo
Del ritmo; el inefable
Matiz atesorando
El Iris todo, más un Iris nuevo
Ofuscante y divina,que adorarán las plenas pupilas del Futuro
(¡Las pupilas maduras a toda luz!)...el vuelo...
El vuelo ardiente, devorante y único,
Que largo tiempo etormentó los cielos,
Despertó soles, bólidos, tormentas,
Abrillantó los rayos y los astros;
Y la amplitud:tenían
Calor y sombra para todo el Mundo,
Y hasta incubar un más allá pudieron.
Un día, raramente
Desmayada a la tierra,
Yo me adormí en las felpas profundas de este bosque...
Soñé divinas cosas!...
Una sonrisa tuya me despertó,paréceme...
Y no siento mis alas!
¿Mis alas?...
- Yo las ví deshacerse entre mis brazos...
¡Era como un deshielo!


Intitulado
Ven oye, yo te evoco
extraño amado de mi musa extraña,
ven, tú, el que meces los enigmas
en el vibrar de las pupilas cálidas.
El que ahondas los cauces de amatista
de las ojeras cárdenas...
Ven, oye, yo te evoco,
¡extraño amado de mi musa!
(...)
Ven acércate a mi, que en mis pupilas
se hundan las tuyas en tenaz mirada,
vislumbre en ellas el sublime enigma
del más allá, que espanta...
Ven...acércate más clava en mis labios
tus fríos labios de ámbar.
¡Guste yo de ellos el sabor ignoto,
de la esencia enervante de tu alma!
Ve, huye, yo te evoco,
¡extraño amado de mi musa extraña!

De mi numen a la muerte.( Poema publicado de la revista El Siglo)
Empreratriz sombría,
si un día,
herido de un capricho misterioso y aciago,
yo llegara a tu torre sombría
con mi leve y espléndido bagaje de rey mago
a volcar en tu copa de mármol mis martirios,
sellarás más tu puerta y apagarás tus cirios...
En mi raro tesoro,
hay, entre los diamantes y topacios de oro,
y el gran rubí sangriento como enconada herida,
¡el capullo azulado y ardiente de un estrella
que ha de abrir a los ojos suspensos de la Vida,
con una lumbre nueva, inmarcesible y bella!




De Los cálices vacíos
Ofrendando el libro
A Eros
Porque haces tu can de la leona
Más fuerte de la Vida, y la aprisiona
La cadena de rosas de tu brazo.
Porque tu cuerpo es la raíz, el lazo
Esencial de los troncos discordantes
Del placer y el dolor, plantas gigantes.
Porque emerge en tu mano bella y fuerte,
Como en broche de místicos diamantes
El más embriagador lis de la Muerte.
Porque sobre el Espacio te diviso,
Puente de luz , perfime y melodía,
Comunicando infierno y paraíso.
-Con alma fúlgida y carne sombría...

Tu boca
Yo hacía una divina labor, sobre la roca
Creciente del Orgullo.De la vida lejana
Algún pétalo vívido me voló en la mañana,
Algún beso en la noche. Tenaz como una loca,
Seguía mi divina labor sobre la roca,
Cuando tu voz que funde como sacra campana
En la nota celeste la vibración humana,
Tendió su lazo de oro al borde de tu boca;
-Maravilloso nido del vértigo, tu boca!
Dos pétalos de rosa abrochando un abismo...-
Labor, labor gloriosa, dolorosa y liviana;
¡Tela donde mi espíritu se fue tramando él mismo!
Tú quedas en la testa soberbia de la roca,
Y yo caigo sin fín en el sangriento abismo!

Visión
¿Acaso fué en marco de ilusión,
En el profundo espejo del deseo,
O fue divina y simploemente en vida
Que yo te ví velar mi sueño la otra noche?
En mi alcoba agrandada de soledad y miedo,
Taciturno a mi lado apareciste
Como un hongo gigante, muerto y vivo,
Brotado en los rincones de la noche
Húmedos de silencio,
Y engrasados en sombra y soledad.
Te inclinabas a mí supremamente,
Como a la copa de cristal de un lago
Sobre el mantel de fuego del desierto;
Te inclinabas a mí, como un enfermo
De la vida a los opios infalibles
Y a las vendas de piedra de la Muerte;
Te inclinabas a mí como el creyente
A la oblea de cielo de la hostia...
-Gota de nieve con sabor de estrellas
Que alimenta los lirios de la Carne,
Chispa de Dios que estrella los espíritus-.
Te inclinabas a mí como el gran sauce
De la melancolía
A las ondas lagunas del silencio;
Te inclinabas a mí como la torre
De mármol del Orgullo,
Minada por un monstruo de tristeza,
A la hermana solemne de tu sombra...
Te inclinabas a mí como si fuera
mi cuerpo la inicial de tu destino
En la página oscura de mi lecho;
Te inclinabas a mí como al milagro
De una ventana abierta al más allá.
¡Y te inclinabas más que todo eso!
Y era mi mirada una culebra
Apuntada entre zarzas de pestañas,
Al cisne reverente de tu cuerpo.
Y era mi deseo una culebra
Glisando emtre los riscos de la sombra
¡A la estatua de lirios de tu cuerpo!
Tú te inclinabas más y más... y tanto,
Y tanto te inclinaste,
Que mis flores eróticas son dobles,
Y mi estrella es más grande desde entonces,
Toda tu vida se imprimió en mi vida...
Yo esperaba suspensa el aletazo
Del abrazo magnífico; un abrazo
De cuatro brazos que la gloria viste
De fiebre y de milagro, será un vuelo!
Y pueden ser los hechizados brazos
Cuatro raíces de una raza nueva;
Y esperaba suspensa el aletazo
Del abrazo magnífico...
¡Y cuando,
Te abrí los ojos como un alma, y vi
Que te hacías atrás y te envolvías
En yo no se que pliegue inmenso de la sombra!


Fiera de amor
Fiera de amor, yo sufro hambre de corazones.
De palomos, de buitres, de corzos o leones,
No hay manjar que más tiente, no hay más grato sabor,
Había ya estragado mis garras y mi instinto,
Cuando erguida en la casi ultratierra de un plinto,
Me dislumbró una estatua de antiguo emperador.
Y crecí de entusiasmo; por el tronco de piedra
Ascendió mi deseo coo fulmínea hiedra
Hasta el pecho, nutrido en nieve al placer;
Y clamé al imposible corazón... la escultura
Su gloria custodiaba serenísima y pura,
Con la frente en Mañana y la planta en Ayer.
Perenne mi deseo, en el tronco de piedra
Ha quedado prendido como sangrienta hiedra;
Y desde entonces muerdo soñando un corazón
De estatua, presa suma para mi garra bella;
No es ni carne ni mármol: una pasta de estrella
Sin sangre, sin calor y sin palpitación...
Con la esencia de una sobrehumana pasión!

Plegaria
- Eros: acaso no sentiste nunca
Piedad de las estatuas?
Se dirían crisálidas de piedra
De yo no sé qué formidable raza
En una eterna espera inenarrable.
Los cráteres dormidos de sus bocas
Dan la ceniza negra del Silencio,
Mana de las columnas de sus bocas
La mortaja copiosa de la Calma,
Y fluye de sus órbitas la noche;
Víctimas del Futuro o del Misterio
En capullos terribles y magníficos
Esperan a la Vida o a la Muerte.
Eros: acaso no sentiste nunca
piedad de las estatuas?-
Piedad para las vidas
Que no doran a fuego tus bonanzas
Ni riegan o desgajan tus tormentas;
Piedad para los cuerpos revestidos
Del arminio solemne de la Calma
Y las frentes en luz que sobrellevan
Grandes lírios marmóreos de pureza,
Pesados y glaciales como témpanos;
Piedad para las manos enguantadas
De hielo, que no arrancan
Los frutos deleitosos de la Carne
Ni las flores fantásticas del alma;
Piedad para los ojos que aletean
Espirituales párpados:
Escamas de misterio,
Negros telones de visiones rosas...
¡Nunca ven nada por mirar tan lejos!
Piedad para las pulcras cabelleras
-Místicas aureolas-
Peinadas como lagos
Que nunca airea el abanico negro,
Negro y enorme de la tempestad;
Piedad para los ínclitos espíritus
Tallados en diamante,
Altos, claros, extáticos
Pararrayos de cúpulas morales;
Piedad para los labios come engarces
Celestes donde fulge
Invisible la perla de la Hostia;
- labios que nunca fueron,
que no apresaron nunca
un vampiro de fuego
con más sed y más hambre que un abismo.
Piedad para los sexos sacrosantos
Que acoraza de una
Hoja de viña astral la Castidad;
Piedad para las plantas inmantadas
La eternidad que arrastran
Por el eterno azur
Las sandalias quemantes de sus llagas:
Piedad, piedad, piedad
Para todas las vidas que defiende
De tus maravillosas intemperies
El mirador inhiesto del Orgullo:
Apúntales tus soles o tus rayos!
Eros: acaso no sentiste nunca
piedad de las estatuas?...

El cisne
Pupila azul de mi parque
Es el sensitivo espejo
De un lago claro, muy claro!...
Tan claro que a veces creo
Que en su cristalina página
Se imprime mi pensamiento.
Flor del aire, flor del agua,
Alma del lago es un cisne
Con dos pupilas humanas,
Grave y gentil como un príncipe;
Alas lirio, remos rosa...
Pico en fuego, cullo triste
Y orgulloso, y la blancura
Y la suavidad de un cisne...
El ave cándida y grave
Tiene un maléfico encanto;
-Clavel vestido de lirio,
Trasciende a llama y milsgro!...
Sus alas blancas me turban
Como dos cálidos brazos;
Nigunos labios ardieron
Como su pico en mis manos;
Niguna testa ha caído
Tan lánguida en mi regazo;
Ninguna carne tan viva
He padecido o gozado:
Viborean en sus venas
Filtros dos veces humanos!
Del rubí de la lujuria
Su testa está coronada:
Y va arrastrando el deseo
En una cauda rosada...
Agua le doy en mis manos
Y él parece beber fuego,
Y yo parezco ofrecerle
Todo el vaso de mi cuerpo...
Y vive tanto en mis sueños,
Y ahonda tanto en mi carne,
Que a veces pienso si el cisne
Con sus dos alas fugaces,
Sus raros ojos humanos
Y el rojo pico quemante,
Es solo un cosne en mi lago
O es en mi vida un amante...
Al margen del lago claro
Y o le interrogo en silencio...
Y el silencio es una rosa
Sobre su pico de fuego...
Pero en su carne me habla
Y yo en mi carne le entiendo.
-Aveces ¡toda! soy alma;
Y a veces ¡toda! soy cuerpo.-
Hunde el pico en mi regazo
Y queda como muerto...
Y en la cristalina página,
En el sensitivo espejo
Del algo que algunas veces
Refleja mi pensamiento,
El cisne asusta de rojo,
Y yo de blanca doy miedo!


De El rosario de Eros
Mis amores
Hoy han vuelto.
Por todos los senderos de la noche han venido
A llorar en mi lecho.
¡Fueron tantos, son tantos!
Yo no sé cuáles viven, yo no sé cuál ha muerto.
Me lloraré a mi misma para llorarlos todos.
la noche bebe el llanto como un pañuelo negro.
Hay cabezas doradas al sol, como maduras...
Hay cabezas tocadas de sombra y de misterio,
cabezas coronadas de una espina invisible,
cabezas que sonrosa la rosa del ensueño,
cabezas que se doblan a cojines de abismo,
cabezas qui quisieran descansa en el cielo,
algunas que no alcanzan a oler a primavera,
y muchas que trascienden a flores del invierno.
Todas esas cabezs me duelen como llagas...
Me duelen como muertos...
¡Ah!... y los ojos... los ojos me duelen más: ¡son dobles!...
Indefinidos, verdes, grises, azules, negros,
abrasan si fulguran;
Son caricia, dolor, constelación, infierno.
Sobre toda su luz, sobre todas sus llamas,
se iluminó mi alma y se templó mi cuerpo.
Ellos me dieron sed de todas esas bocas...
De todas esas bocas que florecen mi lecho:
vasos rojos o palitos de miel o de amrura,
con lises de armonía o rosas de silencio
de todos estos vasos donde bebí la vida,
de todos estos vasos donde la muerte bebo...
El jardín de sus bocas venenosos, embriagante,
en donde respiraba sus almas y sus cuerpos,
humedecido en lágrimas
ha cercado mi lecho...
Y las manos, las manos colmadas de destinos
secretos y alhajadas de anillos de misterio...
Hay manos que nacieron con guantes de caricia,
manos que están colmadas de la flor del deseo,
manos en que se siente un puñal nunca visto,
manos en que se ve un intangible centro;
pálidas o morenas, voluptuosas o fuertes,
en todas, todas ellas puede engarzar un sueño.

Con tristeza de almas,
se doblegan los cuerpos,
sin velos, santamente
vestidos de deseo.
Imanes de mis brazos, panales de mi entraña,
como a invisible abismo se inclinan en mi lecho...
¡Ah, entre todas las manos yo he buscado tus manos!
Tu boca entre la bocas, tu cuerpo entre los cuerpos,
de todas las cabezas yo quiero tu cabeza,
de todos esos ojos, tus ojos sólos quiero.
Tú eres el más triste, por ser el más querido,
tú has llegado el primero por venir de más lejos...
¡ Ah, la cabeza oscura que no he tocao nunca
y las pupilas claras que miré tanto tiempo!
Las orejas que ahondamos la tarde y yo inconscientes,
la palidez extraña que doblé sin saberlo,
ven a mí: mente a mente;
ven a mí: cuerpo a cuerpo.
Tú me dirás qué has hecho de mi primer suspiro,
tú me dirás qué has hecho del sueño de aquel beso...
me dirás si lloraste cuando te dejé solo...
¡Y me dirás si has muerto!...
Si has muerto,
mi pena enlutará la alcoba plenamente,
y estrecharé tus hombros hasta apagar mi cuerpo.
Y en el silencio ahondado de tiniebla,
y en la tiniebla ahondado de silencio,
nos velará llorando, llorando hasta morirse,
nuestro hijo: el recuerdo.