miércoles, 19 de diciembre de 2007

Adios






Les digo adios a todos, y muchas gracias por haber sido parte de este blog. Por mi parte este pequeñin cumplió con su cometido, y ya es hora de irnos.



Fue una linda experiencia poder compartir cosas mias con todos ustedes, y recibir sus opiniones, realmente todo eso fue muy importante para mi y les estaré siempre agradecida.



Pero no duden que nos seguiremos viendo, los seguiré visitando a todos ustedes, y quizás me encuentren en otro lugar, con otro nombre, pero no lo duden, soy yo.



Y para este nuevo año les deseo lo mejor a todos, que sean muy felices, que la vida son cuatro días y hay que disfrutarla al máximo.



Y les dejo algo que leí por ahí, y que tengo siempre muy presente:






"Es mejor arrepentirse por lo que se hizo que, por lo que nunca se hizo".

lunes, 10 de diciembre de 2007

conocer más sobre anorexia y bulimia





En Montevideo, uno de cada diez jóvenes sufren de bulimia o anorexia. Para (Aluba) la proximidad del verano es la época de "rebrote" de la patología porque la gente comienza a exhibir su cuerpo. Actualmente en Aluba hay 100 personas que realizan el tratamiento.

martes, 27 de noviembre de 2007

UN ORIGEN COMÚN PARA NUESTRA DIVERSIDAD




UN ORIGEN COMÚN PARA NUESTRA DIVERSIDAD

En genética humana los rasgos físicos externos corresponden a sólo el 0,01% de los genes.
Aquellos investigadores que han completado la secuencia del genoma humano sostienen que el de raza es un concepto social pero no científico. Por otro lado, hay investigadores que insisten en que hay tres razas principales con diferencias fundamentales que se extienden al cerebro y a su capacidad intelectual. Los partidarios de una única raza sólo ven en los rasgos diferenciales externos procesos de adaptación al medio que se explican por un número pequeñísimo de genes.
Los investigadores afirman que aunque pueda parecer fácil decir a simple vista si una persona es caucásica, africana o asiática, la facilidad desaparece cuando se comprueban características internas y se rastrea el genoma del ADN en busca de signos relacionados con la raza.
Afirmó J. Craig Venter, "Todos evolucionamos en los últimos 100.000 años a partir del mismo grupo reducido de tribus que emigraron desde África y colonizaron el mundo".
Para Douglas C. Wallace, profesor de genética molecular en la Universidad de Emory, en Atlanta. "Los criterios que la gente utiliza para determinar la raza se basan completamente en características externas que estamos programados para reconocer"
Wallace sostiene que la razón por la que estamos programados para reconocer esas características viene de la importancia vital que representa para nuestra especie el que cada uno de nosotros distinga a un individuo de otro.
Alan Rogers, especialista en genética de poblaciones y profesor de antropología en la Universidad de Utah, en Salt Lake City. Dice: "Podemos creer que la mayoría de las diferencias entre razas son superficiales, pero las diferencias están ahí, y nos informan sobre los orígenes y las migraciones de nuestra especie".
Por otro lado están los científicos como J. Philippe Rushton, psicólogo de la Universidad de Ontario Occidental en Canadá, es quizá el más incansable partidario de la creencia de que las tres razas principales difieren genéticamente en aspectos que afectan al cociente intelectual medio del grupo y a la propensión hacia el comportamiento criminal. Afirma que su trabajo revela que los asiáticos orientales tienen el mayor tamaño cerebral medio y mayor cociente intelectual; los de ascendencia africana tienen el tamaño medio cerebral más pequeño y el menor cociente intelectual; y los de ascendencia europea están en el medio.
Pero muchos científicos han puesto objeciones a sus métodos e interpretaciones, alegando, entre otras cosas, que el vínculo entre el tamaño total del cerebro y la inteligencia no está nada claro.
Los genetistas han elaborado un esbozo de la historia genómica humana, generalmente llamada la hipótesis de fuera de África o de la evolución de Eva. Según esta teoría, el Homo sapiens se originó en África hace entre 200.000 y 100.000 años aproximadamente, y comenzó a emigrar a Oriente Próximo, Europa, Asia, y, a través de la masa de tierra de Bering, hacia América. Según avanzaban, parecen haber desplazado en su totalidad o en gran medida a humanos arcaicos que ya habitaban en los diversos continentes, bien mediante actos calculados de genocidio, o simplemente reproduciéndose en mayor medida, hasta conducirlos a la extinción
Los investigadores han descubierto que, de media, el 88-90% de las diferencias entre las personas se producen dentro de sus poblaciones locales, mientras que sólo aproximadamente el 10-12% de las diferencias distinguen a una población, o una raza, de otra. Dicho de otra manera, los pobladores de cualquier aldea del mundo, ya sea en Escocia o en Tanzania, tienen el 90% de la variabilidad genética que la humanidad tiene para ofrecer.
Muchos genes responsables de las funciones básicas de los órganos, no muestran prácticamente ninguna variabilidad de un individuo a otro, lo que significa que son incluso menos específicos de cada raza que los marcadores genéticos neutros.
Algunos genes, del sistema inmune, muestran una variabilidad enorme, pero esa variabilidad no se adapta a los diferentes grupos raciales. Los genes que controlan la pigmentación y otras características físicas. Pero al contrario que los genes relacionados con la inmunidad, a menudo se distribuyen en grupos específicos de población, lo que da como resultado que los suecos se parezcan mucho más a otros suecos que a los aborígenes australianos.
En opinión de Freeman, la ciencia de los orígenes humanos puede ayudar a curar algunas heridas, y eso, dice, es una justicia dulce. "La ciencia nos metió en este problema, con sus mediciones de los cráneos y su énfasis en las diferencias y en las clasificaciones raciales", dice Freeman, y añade: "Los científicos deberían sacarnos ahora de ese atolladero. Tienen que ser líderes a la hora de promover la evolución del conocimiento sobre la raza humana".

(Esto fue un recorte y pegue de un artículo que salió en El País de España, ya hace un tiempito, al que quiera le puedo hacer llegar el artículo completo)

viernes, 16 de noviembre de 2007

No hay nada más lindo que ser libre.

Encontre este cortometraje, premiado en Berlín. Y ahora quiero compartirlo con todos ustedes. Es bellisimo.

Buen fin de samana para todos.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

miércoles, 31 de octubre de 2007

"Paso Molino" (Fernando Cabrera)




Hola


Hoy en la mañana estuve escuchando a Fernando Cabrera, y me dieron ganas de compartir una letra con ustedes.


Besotes! Que tengan un buen día.




Rosedal Senderos, bancos, soledad Y la fuente llora su Tristeza porque no puede correr Hasta la fuente de atrás del hotel
Este vals Que viene desde el prado a amar Canta solo su pena De rosas secas por la helada cruel.Rocío frío que quema la piel
Donde has ido a parar Tu garganta que fue Una hoguera feroz
Una explosión.
Soy cantor. Por fiestas y quermeses voy.Desganado digo mi Canto que trae tristezas de clavel.Viejo malvón nacido en Belvedere.


martes, 23 de octubre de 2007

Mi necesidad


Necesito estar sola!

Pero por qué me resulta tan dificil!!

Quiero estar sola, para saber que cuando este con alguien algún día es porque quiero yo, porque lo deseo, y no para no estar sola.


(solo quería decir eso)

Besos a todos, prometo poner cosas más interesantes.

martes, 16 de octubre de 2007

Lisette Model - FOTOGRAFA







Elise Seybert, más conocida como Lisette Model, nació en Viena el 10 de Noviembre de 1901.



Abandona la música y se inicia en la pintura.En 1933 se empieza a interesar por la fotografía.



Se relaciona con el grupo Photo League así como con Paul Strand, Edward Wenston, Berenice Abbot, con quienes expuso en el MOMA de Nueva York.



En los años cuarenta, coincidiendo con su traslado a un apartamento de Greenwich Village, empieza una serie de reportajes de la vida cotidiana, ya sea en la calle, o frecuentando bares, cafés y cabarets.Estas imágenes se publican en revistas tales como París Match, Look, Ladies Home Journal, Harper's Bazaar.



En 1953 vuelve a Europa e inicia una serie con monumentos de la ciudad de Roma.Entre 1954-1956 fotografía a intérpretes de Jazz en el Newport Jazz Festival.En 1965 obtuvo una beca de la Fundación Guggenheim.En 1968 se le concede el título de miembro honorario de la Asociación Americana de Fotógrafos de Prensa.



Sus últimas muestras fueron en la Galería Sander de Washington DC (1976) y una retrospectiva en el Museo de Arte de Nueva Orleans (1982).



Cuando murió, en 1983, todavía vivía en el apartamento de Greenwich Village con las paredes, suelos y muebles pintados por su marido Evsa, con cuadrados y rectángulos rojos, verdes, azules y negros.
Su obra se conserva en MOMA de Nueva York, Museo de Arte de Nueva Orleans y George Eastman House de Rochester.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Violencia Doméstica II


ENTENDIENDO LA VIOLENCIA DOMÉSTICA


El concepto de Violencia Doméstica (VD) refiere a los actos cometidos por una persona, en el espacio donde se desarrollan relaciones afectivas, que de alguna manera perjudican la vida, el cuerpo, la integridad psicológica o la libertad de otro miembro del grupo familiar.


Constituyen un patrón de conductas abusivas a nivel físico, sexual, psicológico o relacional, usado por una persona en relación íntima con otra, para ejercer poder, control y autoridad sobre ella.
Un patrón de conducta no son actuaciones violentas ocasionales , sino que es una forma repetida de actuar, una modalidad de relacionamiento instalada, cuando las personas involucradas ocupan una y otra vez sus respectivos lugares en una actuación similar.


En las relaciones en las que se ejerce violencia, para la persona que abusa, el antecedente de que su acción violenta fue ”permitida” , aunque el “permiso” fuera involuntario, legitima lo que vuelve a hacer y favorece la repetición futura. Haber “permitido” o “perdonado” el acto violento, presiona a la personada violentada para hacer lo mismo ante un nuevo acto, de modo que el abuso queda fijado progresivamente en la relación.


No siempre lo que llamamos VD se produce en el espacio doméstico, no siempre las personas involucradas integran una familia, no siempre constituyen una pareja. Por eso se la llama de varias maneras: violencia intrafamiliar, violencia conyugal, violencia en la pareja, violencia doméstica. Ninguno de estas designaciones incluye todos los aspectos involucrados. En nuestro país se habla de “violencia doméstica”, aunque también se produce fuera del espacio doméstico, para referirse a las situaciones de abuso que se apoyan en la existencia de vínculos afectivos.
En la mayoría de los estudios las mujeres aparecen como la principal destinataria de los actos de VD, ya sea en relaciones de noviazgo, matrimonio, concubinato, o cualquier otra forma de relación íntima. La VD refiere a las relaciones en las que un miembro de la pareja utiliza medios que le permiten intimidar psicológicamente, o anular física, intelectual o moralmente a la otra persona, con el objetivo de acomodar la relación a sus propias necesidades e intereses.
En las situaciones de VD no se trata simplemente de imponer una posición personal como forma de resolver un conflicto, sino que están muy relacionadas con la idea de “propiedad”. Las personas que ejercen VD creen , sienten , concientemente o no, que la otra persona es su propiedad. A veces lo expresan claramente cuando dicen: “ es mi mujer, son mis hijos, y nadie tiene por qué opinar sobre lo que hago con lo que es mío” .


A partir de esta idea de propiedad, se sienten con derecho a controlar y ejercer su autoridad sobre la vida de otra persona, por medios que pueden ir desde la reclusión en el hogar, el control de sus actividades, imposiciones arbitrarias, ataque a su autoestima, degradación psicológica, humillación, amenazas, chantaje económico, desconocimiento de sus necesidades y derechos , entre otras formas de apropiarse de la vida de la persona destinataria.


En esa pugna no gana necesariamente el más fuerte, sino el que puede más, y como en la sociedad no todos tienen el mismo poder, los miembros más vulnerables de la sociedad son potencialmente dominables por los que tienen más poder, y lo mismo puede suceder en las relaciones personales.


El poder simbólico surge de que la persona dominada y la dominadora comparten un conjunto de conocimientos, valores y creencias que hacen aparecer esa dominación como natural. Al incorporar en su vida la lógica de la dominación, las personas dominadas, sin saberlo ni quererlo, incorporan la visión del mundo de los dominadores, y se hacen cómplices involuntarias del orden social vigente, en el que les corresponde el lugar de dominadas, subordinadas, secundarias. Se ejerce así un poder que radica en lo simbólico, en cómo se entiende el poder y el derecho a ejercerlo.


Visualizar el amplio abanico de riesgos que mencionamos, tanto fuera como dentro de la familia, ayuda a comprender que ser mujer es un factor de riesgo en relación a la violencia.
La Violencia Doméstica produce efectos negativos no solo sobre los miembros más vulnerables de la familia , sino sobre toda la sociedad, al impedir el ejercicio de la ciudadanía y el desarrollo pleno de gran parte de sus miembros.


Del informe 2000 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) surge que:
El 20% de las mujeres y entre 5% y 10% de los hombres han sido objeto de abusos sexuales en la infancia.


Tanto los niños testigos como los directamente objeto de violencia en la familia tienden a tener
problemas de adaptación e integración al sistema educativo
bajo desarrollo de habilidades socialesç
bajo rendimiento escolar
mayor repetición de grados
mayor deserción
fugas del hogar
comportamientos negativos para la salud
conductas de riesgo


Tomado de red uruguaya contra la violencia doméstica y sexualwww.violenciadomestica.org.uy

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Violencia doméstica


Violencia doméstica, una epidemia
Varios hechos que terminaron en la muerte de víctima y victimario que se sucedieron en pocos días volvieron a colocar el tema de la violencia doméstica en el centro de la atención pública uruguaya. Pero la respuesta institucional sigue siendo altamente insuficiente.

Según cálculos de organizaciones de mujeres, en Uruguay una mujer muere cada nueve días víctima de ataques de su actual o ex pareja.

Diariamente el Ministerio del Interior recibe unas veinte denuncias de agresiones de esta clase, cifra que ha aumentado fuertemente respecto a años anteriores -producto de que las víctimas sienten menos temor de dar a conocer esas situaciones-. Aun así, hay consenso para considerarla muy inferior a la real.

“A tal punto ha llegado el fenómeno que se puede decir que se trata de una epidemia”, dijo el sociólogo Rafael Paternain, director del Observatorio Nacional sobre Violencia Doméstica, dependiente del Ministerio del Interior, en un reciente seminario sobre “Violencia, inseguridad y medios en el Uruguay”.

Dato resonante: los casos de violencia en el hogar superan a los delitos contra la propiedad. Sin embargo, no reciben la misma atención y la misma respuesta que estos últimos, generadores de verdaderas reacciones de pánico social y de una ola de demandas securitarias.

De todas maneras, en los últimos tiempos algo ha cambiado. Los hechos de violencia doméstica hoy se ventilan, y la sociedad puede percibirlos en todo su horror, sobre todo en momentos como éstos en que se producen casi simultáneamente casos “chocantes” sobre los cuales los medios de comunicación colocan su foco.

Incluso en medios de prensa que habitualmente recurrían a fórmulas del tipo “crímenes pasionales” para referirse a asesinatos de mujeres a manos de sus parejas, a la violencia doméstica se la ha comenzado a llamar violencia doméstica. Pero esa toma de conciencia, que ha corrido a la par con el notorio incremento del número de denuncias, no se ha traducido en una mayor eficacia en la prevención de situaciones que muy habitualmente no son más que crónicas de muertes anunciadas.

Ejemplo de lo anterior son los crímenes que tuvieron lugar este mes de abril en Montevideo, poco menos que prototípicos. En los tres casos registrados con diferencia de pocos días en la capital las mujeres habían denunciado no una sino varias veces que sus parejas las acosaban, la justicia había decidido medidas cautelares para impedir el acercamiento del hombre, nadie controló que esa disposición se cumpliera, el acoso continuó, la policía se lavó las manos, el propio victimario era policía... Y la mujer fue asesinada.

Esa historia de mujeres que deambulan buscando protección institucional que no logran y que terminan siendo asesinadas como si su “destino” estuviera escrito se repite.

Como se repite, no el perfil, sino “los valores” del agresor. “La violencia doméstica constituye un patrón de conductas abusivas a nivel físico, sexual, psicológico o relacional usado por una persona en relación íntima con otra, para ejercer poder, control y autoridad sobre ella”, se podía leer en la proclama de convocatoria a una movilización de protesta contra la “epidemia de violencia” en el hogar realizada esta semana en Montevideo. “La maté porque era mía” podría ser el resumen de ese patrón de conducta.

Fernanda, una muchacha de 26 años asesinada a cuchillazos por su marido delante de sus dos hijos pequeños, acababa de conseguir un trabajo como barrendera municipal que le permitiría por fin autonomizarse de un hombre que venía golpeándola desde hacía años. El hombre no soportó esa tentativa de emancipación. La mató y se suicidó.

“Algunos de los casos que estamos siguiendo en nuestro gremio corresponden a mujeres que venían de situaciones de sometimiento y que al conseguir un empleo encuentran la posibilidad de liberarse, de valerse por sí mismas. Entonces toman la decisión de dejar a sus parejas y se desencadena la violencia”, dice José Bruno, presidente del sindicato de trabajadores de la Intendencia de Montevideo.

“Los asesinatos de mujeres tienen todos en común que las mujeres aparecen como usables, prescindibles, maltratables, desechables”, señalaba en una investigación la antropóloga mexicana Marcela Lagarde.

“En la muerte violenta de una mujer -excluyendo aquí accidentes u homicidios en ocasión de robo- suelen aparecer constantes que develan a estos hechos como emergentes de relaciones jerárquicas entre los géneros presentes en la mayor parte de la sociedad”, se podía leer a su vez en un informe sobre el tema aparecido a fines de 2006 en el diario argentino “Página 12”.

Otro factor que se repite en estos casos: la presencia del policía o el militar en la figura del victimario. Policía era el marido de la montevideana Fernanda. Y policía otro agresor que, esta misma semana, se suicidó antes de que pudiera concretar su anuncio de que mataría a su ex pareja.

Pero estas prácticas violentas no son patrimonio de una profesión, una pertenencia política, ni siquiera una clase social. Hay consenso entre los especialistas para sostener que el fenómeno atraviesa horizontalmente la sociedad, aun si es más perceptible en los sectores más pobres, en parte porque son los más expuestos en los medios de prensa y porque tienen mucho menos posibilidades de “esconderlo” recurriendo a redes que operen como protectoras.

Las preguntas fluyen. Y el alerta.

Militantes de organizaciones de mujeres uruguayas se preguntan cómo, por ejemplo, el matador de Fernanda revistaba aún en los cuadros policiales, y por ende se depositaba en él la facultad de usar armas, cuando había sido repetidamente denunciado como golpeador. Y cómo un psiquiatra de salud pública que lo había tratado por su reincidencia en actos violentos había determinado que su conducta no presentaba “alteraciones”.

Según Ana Nocetti, del Plenario de Mujeres Uruguayas, en muchas ocasiones la policía no hace cumplir órdenes de restricción libradas por la justicia contra hombres golpeadores. “Se dan casos de maridos que vuelven a sus casas violando las disposiciones judiciales y contra la voluntad de las mujeres, y la policía no los obliga a irse”, dice.

Aun si quisieran actuar, son muy pocos los policías que han recibido instrucción adecuada: apenas 13 de cada mil agentes, es decir algo más de 360 sobre el total de 26.600 policías uruguayos.

“Cuando una víctima va a denunciar violencia doméstica a una seccional de policía cualquiera y es recibida por personal no capacitado a menudo eso vuelve más peligroso el caso, porque le recomiendan medidas inadecuadas o no las saben guiar, lo que puede provocar que esas mujeres bajen los brazos y dejen en nada la denuncia”, comentó al diario “El País” Diana González, de la Red Uruguaya de Lucha contra la Violencia Doméstica, que reúne a una veintena de asociaciones.

A su vez, los juzgados de familia o las recientemente creadas Comisarías de Mujer se ven desbordados ante la avalancha de denuncias que reciben.

Pero lo que falla es el conjunto del sistema, piensa Lilián Abracinskas, de la asociación Mujer y Sociedad. Según esta militante feminista, el gobierno de la coalición progresista Frente Amplio, que se instaló hace algo más de dos años, ha mostrado ante el tema mucha más sensibilidad que sus predecesores y otra voluntad de reaccionar, pero no ha logrado modificar el cuadro general.

“Esto debe ser abordado de manera integral, articulando desde el gobierno a todos los actores detrás de una política, y no únicamente desde la gestión”, destaca.

Además de la falta de personal capacitado y del desborde que sufren los juzgados y comisarías especializados, las asociaciones de mujeres se quejan de la escasa coordinación entre justicia, policía y organizaciones no gubernamentales que trabajan en el tema. Lamentan, por ejemplo, que se haya aprobado hace ya tiempo una ley de violencia doméstica a y todavía no se la haya reglamentado.

La nueva ministra del Interior, la socialista Daisy Tourné, pretende revertir esta situación, entre otras cosas creando más Comisarías de la Mujer y de la Familia y formando a otros 200 agentes para estas funciones. Proyecta igualmente la creación de un servicio especializado en la atención a funcionarios policiales involucrados en estos casos y a sus familias y la conformación de una red de monitoreo que permita una evaluación de lo realizado y la elaboración de políticas.

La de género no es la única expresión de relaciones violentas en el hogar. De hecho, en la noche del miércoles 25 el director del Instituto de la Niñez y la Adolescencia, Víctor Giorgy, recurrió a la cadena nacional de radio y televisión para alertar sobre el recrudecimiento de las denuncias por maltrato infantil. Un dato, sin embargo: la mayoría de las víctimas de estos casos son mujeres.

Tampoco la uruguaya es una situación “rara” en el contexto latinoamericano (basta citar el caso extremo de México) o internacional (ya en 2002 en Europa a la violencia doméstica se la identificó como uno de los problemas sociales más graves).

Los patrones uruguayos en esta temática se corresponden básicamente con los patrones internacionales. Tienen que ver con pautas culturales arraigadas, con prácticas centenarias, con una actitud de la sociedad hacia la mujer y con una internalización por la mujer de esas pautas y prácticas. “Lo nuevo aquí no es el fenómeno en sí mismo (la violencia doméstica existía y era muy grave mucho antes de que se la llamara así y de que perdiera invisibilidad) sino que se está tomando conciencia de él y de que hay que enfrentarlo con políticas de fondo. Es el primer paso para cambiar”, concluía una militante feminista.
En Montevideo, Daniel Gatti
© Rel-UITA
30 de abril de 2007